martes, 15 de marzo de 2011

La lluvia no pudo con el Via Crucis de las Cofradías ni con San Gonzalo

Nadie pensaba que el Via Crucis de las Hermandades, en este primer lunes de Cuaresma, iba a celebrarse estando presidido por la imagen de Nuestro Padre Jesús del Soberano Poder ante Caifás.¿Nadie? Bueno, una junta de gobierno sí, la de San Gonzalo, que se armó de paciencia y, fiándose a más no poder de los expertos del tiempo, se echó a la calle —dos horas más tarde del tiempo previsto— y se encontró con el regalo de que la lluvia respetó al cortejo y, por supuesto, a la venerada imagen.El Señor del Soberano Poder, cruzando el Puente de Triana / J. J. COMAS RODRÍGUEZ

Y eso que el cielo no paraba de arrojar agua. Tanto por la mañana como a primera hora de la tarde. Sin embargo, en la parroquia de San Gonzalo mantenían la esperanza en todo momento. Tanto, que a la hora del comienzo de la misa ante las andas que portarían al Señor del Soberano Poder, Juan Hernández, hermano mayor, señalaba que «nuestra intención es ir a la Catedral. Manejamos información que nos dice que puede haber un claro. Tenemos de margen hasta las siete de la tarde».

Y esas predicción no fallaron. Cierto que los ánimos iban decayendo a partir de las cinco de la tarde. Unas cincuenta o sesenta personas en la plaza de San Gonzalo, resguardadas con paraguas, esperaba pacientemente. Las noticias que llegaban desde dentro, con cuentagotas, hablaban de espera y de mejoría del tiempo. Y lo que son las cosas, la hermandad estaba en contacto con un experto en meteorología que se encontraba, asómbrense, en Brasil. Esa información fue clave para que la junta de gobierno decidiese ir hacia adelante. En la Catedral ya se había tomado la decisión de que no acudiesen las cruces de guía de las catorce hermandades que rezarían las estaciones y en su lugar serían cruces de penitente de San Gonzalo.

Fue a las siete menos cuarto cuando hubo fumata blanca: habría traslado a la Catedral aunque se haría de la manera más rápida posible y, sobre todo, se dejaban a un lado los relevos de las andas de las distintas hermandades y serían los hermanos costaleros los que portarían éstas, cedidas por la Hermandad de Los Gitanos.
El Señor, en la Catedral / J. J. COMAS RODRÍGUEZ
A las siete de la tarde se abrieron las puertas y entonces pudo comprobarse la cantidad de jóvenes, en este año tan especial para éstos, que acompañaron a las andas con el Señor del Soberano Poder ante Caifás. No en vano, una de las aplicaciones de este piadoso ejercicio era por la juventud.

Imponente el Señor con la túnica bordada de Martín Santoja y las nuevas potencias de Fernando Marmolejo, de oro con pedrería de rubíes, diamantes y amatistas.


Fue un traslado rápido, como escribíamos al principio. Poco a poco el tiempo iba mejorando y la gente, los fieles —a la hora de la salida la plaza estaba llena—se iba sumando al paso del Señor. Andar poderoso de los hermanos costaleros y en tiempo récord se llegó al puente de Triana. Y se alcanzó la puerta de la capilla del Baratillo también en un tiempo que ni pensado. Mucha aglomeración en este punto y en la calle García de Vinuesa, lo mismo que en interior de la Catedral cuando, a las ocho y veinte de la tarde se plantó en el umbral de la Puerta de los Palos de la Seo la Cruz de Guía.

¿Quién dijo que el mal tiempo iba a restar presencia para el rezo de las catorce estaciones? Sevilla de nuevo volvió a demostrar que no se trata sólo del traslado de una imagen para presidir este piadoso acto, sino que participa en él de manera importante. Y repito que muchos jóvenes, muchos, que no quisieron faltar a esta cita fundamental para entender la Cuaresma sevillana.

Las andas entraron a las ocho y media de la tarde en medio de una bulla propia de Lunes Santo. Allí, en la misma puerta, esperaba el obispo auxiliar, monseñor Santiago Gómez Sierra —el arzobispo monseñor Juan José Asenjo se encontraba ayer en el entierro del arzobispo emérito de Guadix—, acompañado del delegado diocesano para Hermandades y Cofradías, así como la junta superior del Consejo y el hermano mayor de San Gonzalo, Juan Hernández.

Se rezaron las estaciones y la vuelta volvió a realizarse hasta El Tardón de la manera más rápida. Pero en ningún momento el Señor del Soberano Poder ante Caifás, a pesar del frío de la noche, se vio solo. Sevilla estuvo tanto fuera como dentro de la Catedral.

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