jueves, 23 de agosto de 2012

Una Vez más...

Una vez más Sevilla se puso sus mejores galas, engalanó balcones, calles, sillas, plazas...
parece que todo estaba preparado para esperar nuestra gran Semana, pero como cada año muchos sueños e ilusiones fueron cayendo uno a uno como sí de una pieza de dominó se tratara.

Una vez más el líquido elemento que tanta falta nos hace durante el resto del año volvió a aparecer en la semana que todo el mundo desea que luzca el sol.
pero desgraciadamente una vez más ese agua preciada acabó por romper nuestra Semana Santa

Hay quienes tuvieron suerte y pudieron ver a sus hermandades en la calle y disfrutar de alguna que otra cofradía pero otros sin embargo no corrieron la misma suerte.

Hablo por propia experiencia y es que ya van tres años en los que el líquido elemento se ha cargado el Lunes Santo nosotros no tuvimos la suerte ni de escuchar una sola ves el sonido del llamador ni una sola levantá para nuestros titulares...

Ahí quien arriesgó y puso a sus titulares en la calle pero una vez más el fracaso nos inundó a todos al ver que esos pasos tenía que pedir refugio en alguna otra hermandad puesto que el líquido elemento que había impedido a las demás salir volvía a aparecer y esta vez para impedir que las hermandades que se echaban a la calle hicieran el recorrido de carrera oficial.

Este año no se han escuchado muchas marchas en Sierpes, ni se han pedido muchas venias en Campana, este año ha sido un año de escuchar llantos y ver a hermanos abrazados porque su hermandad no salía, ha sido un año de explicarles a los más pequeños de la casa que este año no repartirían caramelos que en lugar de eso tendrían que volver a casa con todos los caramelos en el bolsillo.

Ha sido un año de ver trajes relucientes colgados en la puerta que parece que aún aguardan esperando a ser puesto y a realizar su estación de penitencia pero desgraciadamente una vez más Sevilla tuvo que despertar del sueño y afrontar la realidad y esperar con más ganas e ilusión si caben a una nueva Semana Santa.

Sólo nos queda esperar para que ese soñado día del año llegue bajo un inmenso cielo azul, que la única lluvia que vean nuestras vírgenes sea la lluvia de pétalos que los vecinos de su barrio han preparado.

Una vez más a Sevilla sólo le queda esperar con recelo a que su Semana grande llegue y todos los sevillanos la puedan disfrutar desde las más tempranas vísperas hasta escuchar esa última llamada de llamador que nos indique que Nuestra Señora de la Aurora se ha recogido en su templo a eso de las 2.30 de la tarde.