viernes, 13 de mayo de 2011

El apagón


Nos hemos quedado sin luz. Cuando llegaban las mejores horas, el «prime time», la naturaleza nos ha dado una lección que tardaremos mucho en olvidar. El Jueves Santo fue inexistente, la Madrugada ni empezó, el Viernes Santo ni siquiera se enseñó, el Sábado sólo el Sol llegó a la Catedral y ya veníamos de un Martes Santo en el que no hubo más que una salida «estilo Bofetá» esto es, interrupta y mojada. La lluvia, la decisión de las hermandades de no sacar los pasos, nacida de la razón y no de las vísceras nos ha hecho ver que una calle en Semana Santa sin cofradías es el lugar más parecido al desierto. ¿Qué se hace a las tres de la mañana de un Viernes Santo después de ver al Gran Poder en su Basílica? ¿Para qué la luna de Nissan? Estos renglones torcidos le hacen ver, no solo a la gente cercana sino a la ciudad entera lo que suponen para Sevilla las hermandades. Cuando más se les nota es precisamente cuando no están. Ni los canis sabían que hacer en la Madrugada. Hemos
vivido el apagón de cofradías. De aquí a 2012 vamos a tener que vivir mucho de los recuerdos pasados, porque el presente apenas nos ha dejado unos gramos de gozo.

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